Lo bueno es que la cuidad se llena de chicos y chicas chic que hablan un montón de idiomas y aguantan tan contentos las larguísimas colas para comer algo o ir al cuarto de
Aparte de buscar la próxima bomba (¿será shuttershades?) se pasa un rato entretenido, desde la zona de la entrada, donde estaban los aprendices de circo o los tíos tronchantes en chándal XXXL, a la nueva reencarnación del mítico CBGB o los uniformes (monísimos de la muerte) de la gente de la recepción. Había risas y carcajadas en abundancia, y era agotador. Nos vemos en Julio.